Ser diabético aumenta las probabilidades de tener un pie de riesgo, por eso es importante:
- Una buena higiene diaria del pie con agua tibia y jabón suave. Realizar un buen secado entre los dedos. Revisión diaria de piel seca y cuarteada, ampollas o úlceras, hematomas o cortaduras, enrojecimiento, calor o sensibilidad, puntos o zonas duras o firmes.
- Uso de calzado sin costuras internas, cómodo y ajustado al pie. Importante revisar a diario el interior del calzado. No camine descalzo, ni siquiera solo con calcetines y nunca sobre superficies calientes como asfalto, arena caliente, etc.
- Evite usar calzado sin agarre en la zona del talón, ni pantys, medias o calcetines con costuras o que le opriman la pierna.
- Use calcetines limpios y secos sin agujeros y sin costuras.
- Ante un calzado nuevo, haga una adaptación paulatina de los zapatos.
- Andar en llano al menos 30 minutos cada día.
- Importante: Si fuma, intente dejar el hábito, ya que el tabaco disminuye el flujo sanguíneo en los pies
- Revisiones periódicas, por parte del podólogo, una vez al año si no tiene pie de riesgo y en cada visita ante pie de riesgo, donde se estudie la sensibilidad en el pie
- Corte correcto de uñas, si no sabe o no puede hacerlo, acuda a su podólogo y le enseñará cómo.
- Eliminación de hiperqueratosis (durezas) y helomas (callos, ojos de gallo) y evite usar callicidas.
- No usar mantas térmicas ni botellas de agua caliente en los pies.
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